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Glándulas de Montgomery

Glándulas de Montgomery. Una maravilla de nuestra naturaleza.

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Durante el embarazo y la lactancia nuestro cuerpo se transforma.
Alguno de los cambios más llamativos se observan en el pecho, que aumenta de tamaño y se oscurecen el pezón y la areola. Pero, ¿te has fijado alguna vez en esos pequeños bultitos que tenemos en la areola? Son las glándulas de Montgomery.
Las Glándulas de Montgomery fueron descritas por primera vez por el médico obstetra irlandés William Fetherstone Montgomery, en 1837.
Estas glándulas sebáceas están ubicadas en la areola rodeando el pezón. Se intensifican durante el embarazo pasando a llamarse Tubérculos de Montgomery. El número de glándulas puede variar de una persona a otra, pudiendo oscilar entre 4 y 28 por areola.

Glándulas de Montgomery. Una maravilla de nuestra naturaleza.

Función. ¿Para qué sirven?

Aquí viene lo interesante. La naturaleza nos pone por delante este curioso fenómeno.

Glándulas de Montgomery

• Protege la piel de la mama de bacterias. Estas glándulas segregan una grasa, que, aunque imperceptible a la vista o al tacto, cumple una importante función. Mantienen lubricados e hidratados la areola y el pezón. Además, la película que se crea protege la piel contra las bacterias.

• Atrae al bebé hacia el pecho. Desprenden un olor y sabor similar al líquido amniótico. Esto hace que actúe como estímulo olfativo y gustativo para el bebé. De esta manera, lo atrae y guía hacia el pecho de la mamá. El olor que desprenden estas glándulas, sumado al oscurecimiento de la areola y pezón durante el embarazo, hacen posible que el bebé pueda encontrar el pezón por sí mismo.

Cuidados y limpieza del pezón y areola. Para que las Glándulas de Montgomery puedan cumplir su función, es necesario llevar a cabo una higiene que proteja la grasa producida.


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Algunas indicaciones a tener en cuenta:

• Lavar sólo con agua. Lavar en la ducha normal diaria, a ser posible sólo con agua. El jabón retira la producción natural de estas glándulas. Esto puede provocar sequedad y predisponer a la aparición de grietas.

• No limpiar el pecho antes y después de cada toma, ni aplicar leche. No hacer nada tras cada toma; ni limpiar, ni aplicar leche. En caso de grietas en el pezón, perla de leche u otra patología, aplicar leche puede ser contraproducente. Puede producirse una alteración bacteriana que empeore el problema.

• No usar cremas hidratantes. La mejor hidratación para pezón y areola ya la aportan estas glándulas.

Demos la importancia que merece a la grasa producida por los Tubérculos de Montgomery. Su eliminación, como ya hemos visto, puede ocasionar sequedad e irritación, además de impedir que se dé un buen acople del bebé con el pecho.

Dejar que cumplan sus funciones específicas ayudarán a tener una lactancia materna exitosa.

Violeta Jaén

Diplomada en Magisterio de Educación Infantil.
Técnico Superior de Educación Infantil.
Asesora de Lactancia.
Asesora Profesional de Porteo Ergonómico.
NOTA PUBLICADA EN LA VOZ DEL SUR

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