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Reflexiones sobre el Colecho

Reflexiones sobre el Colecho

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Hace bastante tiempo tengo ganas de compartir mis Reflexiones sobre el Colecho, pero una y otra vez desisto por la creencia de que el mismo debe ser abordado por especialistas en crianza o pediatras; hoy me convencí de escribir desde mi rol de psicólogo, especialista en parejas y familias.
Colechar significa la elección de los padres de compartir la cama con sus hijos, desde recién nacidos hasta cuando ellos lo determinen, y muchos especialistas tienen bastos fundamentos para recomendar esta elección.

Como Terapeuta recibo en mi consultorio muchas parejas y familias que comparten la habitación con sus hijos; hay de aquellos que están convencidos y lo llevan bárbaro y también hay otras parejas en las que, en general, por parte del hombre hay cierta resistencia y hasta a veces enojo porque no le parece que el colecho sea adecuado ni para el niño ni para la pareja. Cómo mi función no es la de ser un juez que dictamina quién tiene razón y quién no, lo que suelo devolverles es que cuando alguien gana en general pierde la pareja y cuando se transforman en familia, está también pierde si lo importante es el ganador de tal o cual batalla.

Reflexiones sobre el Colecho

Los fundamentalismos son enemigos fatales para las parejas, todo lo que se haga forzado por el padre o por la madre, y uno tenga que seguir al otro porque es así y punto, tiene pronóstico reservado y final trágico para todos los integrantes del clan. Cualquier método, recomendado por la eminencia número uno en lo que sea, resulta más contraproducente que beneficioso si el sistema rector de la familia, como lo es la pareja no está de acuerdo y lo eligen juntos; por eso creo que es fundamental hablar mucho antes de que nuestros hijos lleguen al mundo, para construir los cimientos necesarios para que la normal crisis de los primeros tiempos de convertirnos en padres no nos pase por encima como un TSUnami y nos termine ahogando.

Ver padres/parejas que eligen un camino de acuerdos en relación a la crianza es cómo presenciar una danza sincrónica, en la que ambos con solo mirarse ya saben cuál es su tarea y entonces el baile resulta armonioso.

¿Colechar sí? ¿Colechar no?…

No lo sé, ni quiero tener una posición tomada al respecto, ya que para mí la manera de criar que cada familia elija es sagrada, eso sí informense, pregunten, conversen y sigan el camino que elijan sabiendo que no hay un manual de crianza que sea más efectivo que el aprendizaje cotidiano de la vida, más desde las equivocaciones que desde los aciertos.

Yo suelo decir, habiendo atendido a muchas parejas y familias que colechan, que lo que los padres que eligen este método deberían preguntarse es si este bebé va a dormir “CON” nosotros o “ENTRE” nosotros; Dormir “con” implica un tiempo, un acuerdo de ambos padres que como pareja deciden compartir el lecho con este niño pero se hacen responsable, cuando ambos están dispuestos y disponibles, para hacer espacio para ellos como pareja (no necesariamente esto implica sacar al niño del dormitorio para que esto ocurra), estos son padres que pueden, paulatinamente fluir entre el ser parejas y padres; en cambio existen, con más frecuencia de la que creen, personas que a partir de tener hijos renuncian al vínculo de pareja convirtiéndose para siempre en padres, estos son los niños que duermen “entre” los padres, bebés que amortiguan las frustraciones de ambos, que están ahí porque supuestamente es lo mejor para ellos pero en la sombra funcionan como medianera entre estas parejas, que muy posiblemente venían mal de antes y con la crisis del puerperio empiezan a detonar.

Reflexiones sobre el Colecho

Los bebés que ocupan el lugar de “entre” los padres lloran más, requieren el doble de atención que otros, son protestones, como pueden para denunciar ese lugar que no le corresponde de ninguna manera ocupar, en cambio aquellos bebés que están “con” los padres, lloran, demandan, porque es su lenguaje para ir constituyendose cómo ser en el mundo, pero crecen y de a poco van conquistando su independencia porque pueden darse cuenta que no hay nada más lindo y que produzca mayor salud mental a la familia y a él que ver a sus papás expresandose su amor y compartiendo todos el cariño que impregna ese ambiente.

*Mauricio J. Strugo
Psicólogo – Terapeuta de Parejas y Familias – Sexología
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