
Reflujo Gástrico en Bebés
Reflujo Gástrico en Bebés es la presencia de contenido gástrico en el esófago, es un ascenso retrógrado (en sentido inverso) sin esfuerzo e involuntario.
El contenido gástrico puede incluir saliva, secreciones gástricas, alimentos o bebidas ingeridas.
Es común durante la lactancia. Es un fenómeno fisiológico o normal. Aproximadamente la mitad de los casos desaparecen a los 10 meses de vida y la mayoría de los casos se resuelven durante los dos primeros años de vida.
Puede haber reflujo a la parte distal o inferior del esófago o vómitos en proyectil.
Reflujo Gástrico en Bebés
El reflujo normal o fisiológico no causa complicaciones, no afecta el crecimiento (ni el peso ni la talla), no necesita la intervención médica, el 60% desaparece entre los 18 y 24 meses y un 30% aproximadamente persiste en forma asintomática. La dieta líquida del lactante facilita las regurgitaciones en comparación con las comidas sólidas.
Además los niños agotan fácilmente la capacidad gástrica. El reflujo ocurre cuando la capacidad gástrica es excedida y esto depende de la cantidad y calidad de la ingesta.
Los episodios de reflujo aumentan durante los períodos de ayuno y el sueño, porque disminuye el aclaramiento esofágico por la posición horizontal, disminuyendo la salivación y la frecuencia de las degluciones. El 65 % de los recién nacidos presentan vómitos y regurgitaciones y el 10% persisten más allá del mes y medio de vida.
Reflujo Gástrico en Bebés, los síntomas en el lactante para tener en cuenta son: vómitos repetidos, alteraciones del apetito, mala progresión de peso y talla, episodios frecuentes que son percibidos por los padres, bronco espasmo recurrente, complicaciones respiratorias, otitis a repetición, mal aliento (halitosis), babeo excesivo o sialorrea, llanto nocturno, anemia y disfonía.
El síntoma más común es el vómito, cuando el material refluido llega a la garganta puede ser aspirado y causar problemas pulmonares, laringo-espasmo o tos persistente.
Tratamiento:
El tratamiento consiste en disminuir la capacidad agresiva del material refluido, proteger la mucosa y mejorar el aclaramiento esofágico. Fragmentar la alimentación del lactante y evitar exceso de grasa y bebidas colas o carbonatadas en los niños mayores.
Tener en cuenta el tratamiento postural, para disminuir la frecuencia de reflujos y mejorar el aclaramiento esofágico. O sea mantener al niño durante el sueño semi-incorporado y boca arriba (elevando la cabecera de la cuna unos 30 grados aproximadamente).
Existen medicamentos diversos para tratar los distintos grados de reflujo: antiácidos, protectores de la mucosa, anti-secretores o drogas procinéticas que aumentan o aceleran el vaciamiento gástrico para disminuir el reflujo. El pediatra o el gastroenterólogo infantil realizarán la prescripción según cada caso puntual.
Conclusiones:
Es importante no solicitar estudios inadecuados ni realizar tratamientos excesivos y/o incorrectos.
En general no se solicitan estudios antes de los 6 meses de vida.
Fragmentar la alimentación en el lactante (tomas más reducidas y frecuentes).
Descartar la presencia de reflujo en lactantes que presentan bronco-espasmo recurrente durante el primer año de vida.
Considerar el uso de leches modificadas específicas anti-reflujo.
La incorporación de semisólidos a partir de los 6 meses de vida mejora el reflujo.
Es importante mantener al niño en posición erguida hasta que eructa.
Es sumamente beneficioso conservar la lactancia materna, según los casos se puede indicar disminuir la permanencia y aumentar la frecuencia de la tomas.
Los síntomas de los primeros meses son propios de la edad y condición madurativa del lactante, que tienden a desaparecer gradualmente con el tiempo y que si no afectan su crecimiento, desarrollo u otros aspectos de la salud global, no requieren tratamiento alguno.
Dra. Silvina Cuartas Médica Pediatra
M.N: 73.733
Email [email protected]
Seguinos en Facebook
—
—
Regresar inicio
—
Lactancia exitosa!
Por una Lactancia Exitosa, cuatro cuestiones básicas
1. Cuidar los lazos afectivos: nota link
—