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yoga durante la gestación

Yoga durante la gestación produce cambios beneficiosos

en

Actividad física durante el embarazo.

La práctica de yoga durante la gestación produce cambios beneficiosos en dicho período que se prolongan para el parto y aún después. Si te gusta la actividad física, el yoga te ayuda a estirarte y a soltar la tensión acumulada en los músculos por la repetición de ejercicios. Si por el contrario no te gusta mucho moverte, el yoga te acerca a tu propio cuerpo de manera simple y directa. Los beneficios empiezan con la primera clase!

La actividad corporal es especialmente necesaria durante el embarazo, porque si bien el embarazo y el parto nos abarcan en nuestra totalidad, constituyen una experiencia vital que nos remite de inmediato a nuestro cuerpo.
Necesitamos pies y piernas fuertes y flexibles, músculos tonificados que nos permitan alinearnos y tener una buena postura que nos proteja de los dolores “normales” del embarazo (espalda, cintura, cuello…), en especial hacia el final, cuando más peso llevamos.

Con una buena alineación, el pecho abierto y libre se oxigena mejor, sintiendo bienestar y plenitud. Brazos tonificados y disponibles se preparan para ser el “útero externo”, desde donde el bebé hará su transición lenta e inexorable hacia el mundo exterior.

Desde el trabajo físico, el yoga nos acerca a nuestro eje interno en un camino de integración de todos nuestros aspectos. Nos fortalece y también flexibiliza, nos da potencia y nos enseña a abrirnos, nos enraiza en la realidad y nos da libertad de movimiento. Este contacto con “mi interno” y esta libertad “me permiten estar en sintonía con mi necesidad”, ayudándome a tomar distancia de lo que dicta la pauta cultural en relación al embarazo y al nacimiento. Adquirir fuerza, resistencia, capacidad de fluir en un proceso que se apropia de mí y que me conecta con todas las mujeres desde el comienzo del tiempo.

Una mujer que hace yoga se mueve con gracia y facilidad, se siente ágil y dueña de su cuerpo.

Siente que “puede”, y está muy alejada de esa figura algo torpe y pesada que tienen muchas mujeres al final del embarazo.

Los estiramientos que hacemos en cada clase son excelentes para prepararnos para ese momento. Trabajamos todo el tiempo aprendiendo a entregarnos al “dolor bueno” del estiramiento, a respirar con él y también a disolverlo en lugar de oponerle resistencia.

Aunque las contracciones del final del trabajo de parto son muchísimo más intensas, aprender a relajarnos cuando nos estiramos es sumamente útil como prepararación para el parto.
Este trabajo supone estar concentradas en lo que ocurre, vueltas hacia nuestro interior, olvidadas de relojes, palabras o preocupaciones cotidianas. Implica poner en reposo nuestra parte racional y conectarnos con la parte más antigua del cerebro, que compartimos con todos los demás mamíferos. Este estado de conciencia – según Michel Odent – diferente del de la vida diaria, es precisamente el que necesitamos para facilitar el nacimiento de nuestro bebé.

El silencio, la privacidad, un ámbito a salvo de todo estímulo externo que me distraiga, es el más propicio para el nacimiento. Lejos de este ambiente tienen sus bebés la mayor parte de las mujeres de los países occidentales: las salas de partos son lugares donde hay mucha gente que entra y sale, mucha luz, mucho ruido, muchos ojos que miran, muchas palabras, preguntas – a veces, órdenes – monitores, instrumental y relojes.
Frente a esta realidad, tanto mayor será entonces la necesidad de cada mujer de conectarse con su propio proceso, saber qué necesita y poder buscarlo responsablemente.

yoga durante la gestación no es una “fórmula mágica”, sino un proceso de crecimiento personal.

La práctica del yoga durante la gestación es para todas las mujeres embarazadas, y especialmente para las que creemos que el nacimiento no es un hecho médico potencialmente peligroso que debe ser intervenido y controlado, sino para las que nos acercamos a él con respeto, por ser una de las experiencias humanas más intensas, y con la convicción que el nacimiento respetado y seguro es posible.

Y en el post parto
Si practicaste yoga durante el embarazo, vas a sentir sus múltiples beneficios también después del parto. Cuanto mejor haya sido tu estado físico antes del parto, más rápida y fácil será la recuperación, sin que ello signifique que será inmediata. (Si nos tomamos nueve meses para gestar a nuestro bebé, démosle a nuestro cuerpo ese mismo tiempo para volver a su forma previa).
Para algunas mujeres, las primeras semanas después del nacimiento pueden resultar de mucho ajuste y esfuerzo: gran movimiento hormonal, muchos cambios en el cuerpo otra vez (como al principio del embarazo), mucho que aprender y pocas horas de descanso y sueño.

Yoga durante la gestación

Puesto qué en este período, el yoga durante la gestación nos ayuda con todos los cambios físicos y los altibajos emocionales. Además, el útero retoma su forma y posición rápidamente (con la incomparable ayuda de la lactancia materna, claro!), los músculos del suelo pelviano y abdominales recuperan su tonicidad, se regula la circulación hormonal y los órganos internos funcionan correctamente. La exigencia de las primeras semanas puede hacernos sentir fuera de eje. Algunas asanas (ejercicios o posturas), unos breves minutos para respirar y relajarnos, quizás en los momentos más inesperados, pueden ayudar a tranquilizarnos, a entregarnos al proceso y disfrutar de él.

Patricia Ronis
Instructora de Yoga y Gimnasia de Centros de Energía
Puericultora Preparadora para la maternidad

[email protected]


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