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Que un niño no pueda utilizar por su edad el lenguaje verbal, no significa que no lo comprenda

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Ellos todo lo entienden y merecen ser, además de amados, respetados. 

Aunque los bebés y los niños tienen cuerpos físicos más pequeños, tienen en cambio más desarrollados sus aspectos emocionales, intuitivos, perceptivos y telepáticos.

Que un niño no pueda utilizar aún el lenguaje verbal, no significa que no lo comprenda. Al contrario, está conectado exactamente con lo que tiene sentido lógico e íntimo para su mamá. Por lo tanto sería ignorante por parte de los adultos menospreciar estas cualidades.

Partiendo del preconcepto: “son chiquitos y no entienden”, nos permitimos dar escasa información a los bebés: Nos vamos a trabajar -desaparecemos- y después volvemos ansiosas -aparecemos- sin explicación alguna.

Tomamos decisiones personales o familiares que los involucran: los dejamos al cuidado de otras personas; manipulamos sus cuerpos; los llevamos al supermercado, toleramos que personas desconocidas para ellos los alcen…; sin darles la oportunidad de encontrar un sentido a cada situación y a la manera personal de acomodarse a ella.

En cambio los adultos nos manejamos con una cierta información con respecto a los otros. Por ejemplo: si nuestro marido tiene una reunión de trabajo en un horario inusual, necesitamos que nos avise para organizarnos mejor mentalmente. En cambio si no nos avisa y llega a cenar tres horas más tarde… la situación se vuelve intolerable, incluso caótica.



Lo que entre adultos consideramos “irrespetuoso” nos parece natural en relación a los niños.

¿Por qué es necesario que los niños sepan lo que va a suceder? Porque tienen derecho a organizar su entendimiento al igual que los adultos. Un niño se “prepara” para vivir en ausencia de su mamá durante tres horas; se “prepara” para aceptar rostros desconocidos que se vuelven “amigables” si la mamá los nombra; se “prepara” para ir al supermercado que es un lugar ruidoso con luces brillantes donde la mamá está apurada.

Los adultos también nos sentimos mejor si en una fiesta el anfitrión nos presenta amablemente a otras personas, si sabemos cómo se va a desarrollar nuestra jornada, si conocemos nuestras alternativas.

Es interesante notar que los niños reaccionan violentamente cuando no son considerados en su totalidad, como seres capaces de comprender, aceptar y acompañar. Porque cualquier situación es soportable si sabemos de qué se trata.

Por eso, tomemos la costumbre de hablar con los niños, ¡por pequeños que sean! Cada mañana contarles cómo será el día. Si tenemos que dejarlos, expliquémosles qué harán ellos en nuestra ausencia, qué van a comer, a dónde van a ir a pasear, en fin, la información banal y doméstica.
nenes comprenden

Y más imprescindible aún, hablemos con los niños sobre lo que nos pasa, lo que sentimos, sobre el origen de nuestras preocupaciones, los motivos de nuestras alegrías, los proyectos y los deseos, los logros y las dificultades.

Hablemos. Hablemos porque nuestros niños nos escuchan. Las personas nos unimos y nos amamos cuando comprendemos al otro. Démosles la posibilidad a nuestros hijos de comprendernos, de aceptarnos y aprendamos también a escuchar y aceptar lo que los niños tienen para decir. Los niños merecen nuestro amor, pero también nuestro respeto.

• Lic. Amalia Novatti
Psicóloga


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