UXDE dot Net
¿Qué preferís: nena o nene?

“¿Qué preferís: nena o nene? “

en

Un artículo sobre esas mamás a las que no les da lo mismo

Durante los últimos tiempos estuve observando una importante inquietud en el deseo de las madres acerca del sexo del bebé. Algunas expresan querer un hijo varón, otras una niña, pero lo que se oye en muchas mamás (a las que va dedicado mi artículo) es un rechazo muy profundo a la idea de que ese hijo no sea como ellas quieren.

Permítanme una aclaración previa y necesaria: no estoy hablando de las futuras mamás que simplemente tienen una preferencia sobre uno u otro sexo. Estoy hablando de aquellas embarazadas que realmente se sienten frustradas y angustiadas ante la idea de un resultado diferente al que deseaban.

El deseo de un hijo.
El deseo más sano que abre a la posibilidad de ser mamá es el deseo por un hijo: éste deseo es un deseo que no define cualidades ni rasgos, no tiene condiciones ni pide nada a cambio. El amor de una madre por un hijo es el único amor verdaderamente incondicional.

Ahora bien, hay algunas mamás que – por cuestiones personales, inherentes a su historia – preferirían que su bebé fuera de uno u otro sexo. Esta preferencia, no las hace “malas madres”, sino que habla de la singularidad de esa mamá y va delineando un estilo de maternidad.
nena o nene cual?

Se prefiera un nene o una nena, las motivaciones que subyacen a esta preferencia serán distintas:

La cuestión en relación al hijo varón:

Un primer motivo de preferencia por tener un niño va más del lado del padre y tiene relación al legado: se desea un primer hijo varón desde el estereotipo de “El primogénito varón”, muy a lo medieval, inspirado en las antiguas realezas. Esta motivación (en la mayoría de los casos) es inconsciente, y se la podría pensar conectado a la idea de la herencia del apellido, y con ésto, la continuación del linaje.

Aun hoy algunas culturas expresan abiertamente esta preferencia por un primer hijo varón. En China, por ejemplo, el aborto es legal y una de las mayores motivaciones para consumarlo es el sexo femenino del feto.

Una segunda razón que sostiene la preferencia de género masculino (más propia de las madres) refiere al encuentro con el prometido “príncipe azul”. Muchas futuras mamás sueñan con un hijo que venga a protegerlas, a agasajarlas, a amarlas por sobre todas las mujeres, a ser su compañía y sostén. Se les endilga la (enorme)  responsabilidad de ser el hombre de mamá.

La cuestión en relación a la hija mujer:

Por otra parte, están las futuras mamás que preferirían una niña. Estas mamás parecen estar a la espera de una “Princesita”, una hermosa y perfecta niñita, a la que adornar y darles un universo “a lo Disney”.

Inconscientemente, la mayoría de las veces, se trata del deseo por una “yo misma” que pueda vovler atrás, a la niñez, pero ahora con la seguridad de que estaremos ahí para corregir la hstoria. Se trataría de un “Si volviera a vivir nuevamente mi vida…”.

Cuando el amor no es incondicional.

Ahora bien: hay otras mamás que no sólo “prefieren” un sexo a otro. Hay algunas futuras mamás que su deseo no se orienta hacia un hijo, sino que su deseo es de un varón o de una niña.

A estas mamás no les da lo mismo el sexo de su bebé: Muchas embarazadas sienten una profunda frustración, decepción y desilusión al conocer el sexo de su bebé. A veces sienten que ese hijo no tiene sentido, y dejan de comprender por qué están llevando a cabo ese embarazo.

Habrá distintas formas en que podrán reaccionar: algunas veces pasan por un primer estadío de desmentida (“negación”) sobre el resultado de los estudios, y se empeñan en encontrar algún método alternativo para negar esos resultados (por ejemplo, el péndulo, el anillo o la forma de la panza). Otro posible intento del psiquismo para intentar salir de esta situación (insoportable para ella) es responsabilizar al bebé o al padre de esta terrible afrenta que ellas sufren. La mayoría de las veces esto es inconsciente, por supuesto, pero se exterioriza en peleas frecuentes con el esposo, por ejemplo, o en “ataques” inconscientes al bebé: verbigracia comienzan a tomar alcohol, se vuelven “torpes” y golpean frecuentemente su panza, o cometen distintos actos que saben muy bien que van en contra del bienestar de su hijo.

carteras maternales link

¿Y entonces…? ¿Qué hacemos si esto nos está sucediendo…?
En principio debemos ser claros: no está bueno, para ese bebé, que la madre se encuentre en este lugar. Si este sentimiento hostil y de rechazo se extiende podrá causarles graves daños al bebé, daños que podrán persistir el resto de su vida.
Por eso es necesario no “normalizar” ni menospreciar esta cuestión y pedir ayuda: cuando comenamos a percibir estos sentimientos dentro nuestro será el momento apropiado para consultar con un psicólogo.
Un profesional podrá explorar qué está sucediendo con esa mamá y su maternidad. en un caso así, la psicología también actuará desde la psicoprofilaxis (prevención).

Una mamá se va gestando junto a su bebé:

y tenemos toda una vida para seguir co-construyendo, junto a nuestro hijo, nuestro “ser-mamá”. Sin embargo, la maternidad no se trata sólo de instinto: somos humanos, estamos atravesados y determinados por la cultura. Esto conlleva que no todo de nuestra maternidad será natural, y muchas preguntas y obstáculos se interpondrán a nuestro disfrute pleno.
Es importante poder contar con las herramientas (internas, psíquicas) para ir dejando de lado aquello que nos hace obstáculo y conectándonos más sanamente con nuestro “Ser mamá”.

Nota enviada por una Psicologa recibida de mamá

—-
SUSCRIBITE AL PORTAL INGRESANDO TU EMAIL, RECIBIRAS NOVEDADES.

    Tu e-mail (requerido)


    —-
    Ecografias 4/5D link