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El sueño de los bebés y los niños.


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Los bebés recién nacidos duermen aproximadamente unas 18 horas diarias, pero lo que ocurre es que no duermen de corrido, sino que se despiertan para cubrir sus necesidades básicas de alimentarse y también porque necesitan el contacto con otro.

Al principio la casa es un caos, porque no hay horarios y al niño hay que enseñarle a dormir.
Es todo un aprendizaje y un proceso madurativo.
 Para eso hay que establecer normas, las que son una inversión a largo plazo, porque más adelante darán sus frutos.
Cuando el bebé recién llega a la casa no se debe esperar que puedan cumplirse rutinas ni establecerse ritmos. Este es un trabajo lento que hay que realizarlo todos los días.



Cuanto más chiquitos son los bebés, más contacto necesitan.
Y a la vez se quedan dormiditos cuando comen, entonces no les es suficiente lo que ingirieron como para “aguantar” varias horas.
Por eso se despiertan al rato.
 A medida que va creciendo habrá que ir marcando diferencias entre el día y la noche. Durante el día los ruidos deben ser los habituales, pero por las noches, a partir de determinada hora, toda la casa debe tranquilizarse y cambiar su ritmo.
A algunos bebés los relaja el baño nocturno; otros se excitan más. Habrá que investigar qué ocurre con nuestro bebé. 

A partir de los 10 meses aproximadamente los bebés ya almuerzan y cenan. Es aconsejable que lo hagan siempre a la misma hora más tarde, antes de acostarlos se les puede dar una leche . El 80 % de los bebés duerme toda la noche, pero quizás aún no de corrido. Los bebés hacen muchos ruidos durante sus horas de descanso. Lo ideal es que cuando se despiertan por la noche, ir a verlos pero no levantarlos: calmarlos, hablarles suavemente, acariciarlos, etc. Después del año los niños duermen entre 8 y 10 horas y suelen despertarse una vez.

 Los niños de 2 a 5 años pueden tener pesadillas, cuando esto ocurre hay que acudir a calmarlos. Si lloran pero no se despiertan (terror nocturno) no hay que despertarlos, se los debe tranquilizar con unas palmaditas o unas caricias pero nunca despertarlos. Lo mismo si sufren de sonambulismo. En estos casos hay que dejar bien cerradas las puertas y fijarse que el niño no tenga la posibilidad de lastimarse. Pero, repetimos, no despertarlo y conducirlo hacia la cama.
Los niños cuando no duermen las horas suficientes están cansados, irritados, fastidiosos. Estas son señales para que si sucede frecuentemente se consulte con el médico de cabecera.

Como se dijo anteriormente, hay ciertas pautas que ayudan, como el baño, si lo relaja, la cena, el ambiente de tranquilidad en el hogar (menos ruidos); luz más tenue. Nada de juegos bruscos o violentos ni para los más chicos ni los más grandecitos.
 No es aconsejable pasar a los niños a la cama de los mayores. 
Es importante que los más chiquitos hagan su siesta. Que se los acostumbre a realizarla, porque de lo contrario estarán fastidiosos y malhumorados.
No olvidarse que hay que organizarlos con buenos hábitos.

Dra Marisa Gandas

Dra. Marisa Gandsas
 Médica Pediatra
www.elpicarosueno.com.ar