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El destete

El destete: la finalización de un modo de vincularse. 

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Hace poco me llegaron muchas consultas en relación al destete y sobre cuál es la forma “menos traumática” o más “natural” de destetar. Mi respuesta es simple: no existe tal cosa como el destete natural, pero no por eso se va a infringir un daño permanenete y con consecuencias negativas en el psiquismo.

El destete: todo un tema. 
El destete es siempre cultural, en tanto lo natural en la cría humana (y en cualquier otro cachorro mamífero) es continuar la lactancia hasta que naturalmente el proceso decaiga y desaparezca.
Sin embargo, antes y a veces mucho antes de que el bebé esté de acuerdo, hay muchas mamás que consideran que la lactancia ha llegado a su fin.

Por otra parte, hoy día existe una gran tendencia a un modo de crianza más ligado a lo instintivo, y desde ahí se revaloriza la lactancia “a demanda y extendida” (hasta que el niño lo decida). A esta nueva orientación se le ha otorgado un lugar de Ideal en la cultura, por tanto surge el conflicto para quienes necesitan destetar en contra del deseo propio.
Hay muchas mamás que se ven obligadas a dejar de amamantar en contra de su voluntad, y sobrevienen entonces los sentimientos de culpa expresados de diferentes maneras (incluso, muchos destetes “fracasados” son en realidad un “logro” por parte del deseo de la mamá).

Dar la teta es darse.
Es un error considerar que quien “da” es la mamá y que quién “recibe” es el bebé. En el interjuego de miradas, en el ida y vuelta de caricias, en ese diálogo que se establece, hay un proceso que funda el vínculo. Pero no sólo se trata de la relación entre bebé y mamá, sino que ellos, como personas, también se han modificado para siempre.
Dar la teta es darse: quiero decir con esto que es un intercambio, un ida y vuelta.

Este primer vínculo (vínculo nutricio) será el paradigma de toda una serie de relaciones futuras para ese pequeño recién llegado. Y esa mamá, del otro lado, tendrá un vínculo con su hijo de mayor apego, comprenderá su maternidad bajo diferentes valores y transitará el puerperio de manera más sana.

Por tanto, cuando ha llegado la hora de terminar con la lactancia materna, el destetado no será el niño, como habitualmente se entiende, sino que el destete es destete para ambos.
Tanto mamá como bebé han de finalizar ese modo de vincularse, de mimarse, de darse amor: y podemos decir que cuando se presentan problemas en relación al destete aquí es donde radican esos obstáculos.

Muchas veces, mamá o bebé no están de acuerdo con terminar; otras tantas veces ninguno de los dos quiere concluir con la lactancia (y la exigencia es externa, u obedece a una necesidad). Entonces surgen los problemas: las tetadas infinitas, las noches de crisis de llantos a la espera de una teta, dejar de comer sólidos, crisis de angustia, y tantos otros ejemplos. Y todo esto empeora, ya que la mamá al ver estas reacciones entiende en ellas un motivo más para destetar (en lugar de comprender que el otro integrante de esa relación está diciendo que no está de acuerdo con cambiar las reglas del juego, o al menos no de esa manera).

El destete: redefiniendo un vínculo.
Lo cierto es que si los adultos no damos seguridad a los pequeños, ellos no van a entender de qué se trata esto nuevo. Si se decide finalizar con la lactancia materna la seguridad, la paciencia, la confianza, el sostén y el amor deben ser los pilares fundamentales del proceso de destete (así como lo fueron cuando comenzamos a amamantar)
Si al bebé se le prohibe el pecho de un día para el otro probablemente se vaya a angustiar, sin comprender qué sucedió. El niño pequeño hace de su mamá y la teta casi una ecuación, por lo tanto la ausencia del pecho es la ausencia de la madre (y si esta ausencia es caprichosa, mucho peor)
Por otro lado, si se utilizan técnicas agresivas (como ponerse pimienta en los pezones, o castigar el deseo por lactar, por ejemplo) se corre el riesgo que el niño asocie inconscientemente este primer vínculo con un sentimiento de displacer, de rechazo. Así también, por ejemplo, si cada vez que el niño desea tomar la teta la madre se retira, se corre el riesgo de que el niño sufra esto como un abandono radical (y dependiendo de la edad podría pensar que “desaparecen para siempre”). El destete no debe ser sinónimo de angustia.

Para que el niño no comprenda la prohibición como algo caprichoso o sin sentido, es muy importante que sea algo gradual (y de ser posible explicarle al niño qué sucede -al rededor del año y medio ya podrá comprender una explicación sencilla-)

Vinculo destete

Una manera de ir preparando la relación para el destete (sí, no es al niño al que hay que preparar: sino que es a la relación entre mamá y bebé) es “no ofrecer ni negar”, como dicen los exponentes de la Crianza Respetuosa: se trataría de no ofrecer el pecho, pero si el niño lo pide dárselo. De esa forma las tomas se irían espaciando hasta que, finalmente, se sustituirían por otros alimentos.
Otra manera podría ser ofrecer sustitutos ante la demanda, es decir, cada vez que el niño pida ofrecer alguna otra cosa: jugar, agua, comida. Si finalmente no accede, se ofrece el pecho.
Esta manera es una buena forma de reelaborar el vínculo fuera de la lactancia, ya que muchas veces, hacia los 18 meses de edad, los niños tienden a hacer del vínculo con la madre una relación que sólo pasa por la lactancia: entonces no duermen si no es con la teta, por ejemplo, o prefieren chupetear a jugar. Y ésto no es una buena señal.

El destete: toda una cuestión de inventiva.
Hay muchas maneras de destetar, desde las más radicales hasta las más paulatinas. Es importante tener en cuenta que la teta no es sólo alimento, define un vínculo y a dos seres que deberán comenzar a relacionarse fuera de éste. Lo más importante es nuestra capacidad de inventiva, ya que ese niño, esa madre y ese vínculo son únicos y único será también ese proceso de destete.

Al pensar o diseñar la manera en que destetaremos es importante que se tenga en cuenta contexto, participantes, situación particular de cada uno y de ambos, y otras cuestiones que los definan en su singularidad, dedicando el plan de destete, y evitando utilizar “formatos predeterminados” que no se adecúan a la realidad de ése vínculo en particular.
El único destete exitoso será aquél que redefina el vínculo aportando un “plus”, algo más que se sume a aquello que venía siendo. El vínculo que concluye es un vínculo fundado desde el amor: demos esa última teta con tanto amor como dimos la primera. 

Nota enviada por una Psicologa recibida de mamá

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