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Control de Esfínteres

Orientación para lograr el control de Esfínteres

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Existen grandes variaciones individuales con respecto a la edad en la que se logra el control de esfínteres y es difícil decir cuándo se puede adquirir.

Control de Esfínteres, el mecanismo de control es muy complejo y depende de la maduración del sistema nervioso. Algunos niños aprenden más tarde así como otros aprenden más tarde a caminar o a hablar.

* Esta adquisición al igual que otras habilidades es producto del aprendizaje gradual y no puede imponerse de un momento para otro.
* Se denomina período crítico o sensitivo al período óptimo para que el niño aprenda a controlar (entre los 2 y 3 años de vida).
* Alrededor de los 2 años el niño comienza a avisar que el pañal está mojado, y esto es el primer indicio del control voluntario, ya que refleja la toma de conciencia de haberse orinado y le avisa a la mamá lo que ha sucedido (en tiempo pasado). Aquí sólo corresponde alentar.
* Después comienza a decir que NO cuando le preguntan si desea orinar.
* Luego avisa que desea orinar, pero no llega a tiempo (urgencia miccional) que disminuye a medida que va creciendo.

* Entre los 2 y 2 años y medio puede bajarse la ropa y sentarse para orinar. Recién a partir de esta fecha existe un lapso de retención de más o menos 5 horas, que va aumentando después de esta edad y permite acumular una cantidad suficiente de orina capaz de estimular la sensación o deseo de orinar.
* Logran el control por imitación, instrucción y entrenamiento. El entrenamiento consiste en ayudar al niño que está debidamente desarrollado cuando comienza a anunciar que quiere hacer pis.
* El niño se siente condicionado a vaciar su vejiga cuando sus nalguitas sienten el borde de la pelela, siempre y cuando no se lo obligue a sentarse si no desea hacerlo o lo castiguen por no utilizarla.
* El momento en que cada niño logra el control de esfínteres se debe a múltiples factores, muchos de ellos superpuestos, que son: la maduración del sistema nervioso, el ego y la personalidad del niño.
* Desde los 15 a 18 meses de vida ha comenzado la etapa de negativismo y el NO suele ser la primera respuesta para todo.
* Alrededor de los 2 años y medio de vida un 50 % de los niños logran el control, pero un 25 % lo logra antes de los 3 años y un 10 % luego de esa edad.
* Es importante tener presente que el control de esfínteres se puede retrasar por un exceso de “educación”, obligando al niño a sentarse en el orinal cuando intenta levantarse o castigarlo cuando no hace lo que se espera que haga, de manera que su negativismo normalentrará en acción. Posteriormente relacionará esta acción con algo desagradable y se condicionará en contra.
* Una demora en la adquisición del control puede responder a:
Factores emocionales (presión social, estrés o pereza).
Educación superentusiasta o excesiva.
Ego y personalidad del niño.

Entrenamiento mal dirigido, que incluye obligar al niño a orinar cuando no tiene deseos de hacerlo o castigarlo.

* Es importante mencionar que muchos niños inteligentes y destacados en otras actividades (lenguaje, memoria, motricidad) tardan en alcanzar el control de esfínteres. La demora en una de las áreas del desarrollo se denomina disociación, es algo esperable y normal en algunos niños.

* Hay quienes adquieren el control de sus esfínteres con poca perturbación emocional pero otros en cambio, (particularmente los más sensitivos) pueden experimentar fases de resistencia que demoran la adquisición del control.

* En esta etapa el niño se siente halagado cuando tratan de persuadirlo para orinar y se deleita en rechazar lo que le piden, usa la pelela para todo menos para lo que sirve: deambula, juega con ella o se la pone de sombrero. Intentan llamar la atención y causan alboroto si alguien trata de forzarlo en contra de su voluntad, además esta situación puede ser utilizada para llamar la atención, ser el centro y que el grupo familiar gire a su alrededor, permitiéndole satisfacer su ego y su deseo de atención.

CONCLUSIONES:

* Cuando el niño está listo para lograr el control de la vejiga la presión psicológica o la “educación excesiva” durante este período puede retrasarlo. Generalmente estos esfuerzos por entrenarlo se inclinan en dirección opuesta a lo deseado y la mayoría de los trastornos funcionales observados en el control de esfínteres se deben a la utilización de prácticas forzadas por los padres o maestros.
* Recordar que como cada niño es único y diferente al resto, el momento de lograr el control de esfínteres es también diferente para cada uno.
* Generalmente se logra primero el control de esfínter anal que el urinario y durante este período pueden constiparse o retener la orina por varias horas, como una forma de oposición voluntaria o de negativismo.
* Evitar las situaciones de castigo y de humillación; buscar la cooperación del niño; crear un clima adecuado y sin presiones y recompensarlo afectuosamente cuando logra actuar controlando la situación, ya que tienden a repetir las situaciones agradables o placenteras que despiertan el interés de los demás.
* El período de resistencia u oposición para el control es constante y se observa en todos los casos. No debe generar ansiedad.
* Debe preguntársele si desea sentarse en la pelela sin forzarlo después de dormir, después de las comidas o al volver de una salida. Si no evacúa nada después de un par de minutos, debe levantarse de ahí. La pelela debe ser un lugar apacible, que no genere problemas.
* Es importante que la mamá se quite la idea de que lo está entrenando: simplemente lo está ayudando a llegar a tiempo , está pendiente de sus necesidades y deja que satisfaga su propio ego y su orgullo por practicar las nuevas habilidades que va aprendiendo.
* Es inútil permitirle andar sin pañales antes de que pueda avisarle a la madre que quiere evacuar y esto no sucede habitualmente hasta los 2/2años y medio. Si se eliminan antes de tiempo son frecuentes e inevitables los accidentes.
* El punto más importante y simple es evitar cualquier problema o situación forzosa con el niño.

Dra. Silvina Cuartas
Médica Pediatra – M.N: 73.733
Email: [email protected]

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BIBLIOGRAFÍA: 1) El niño normal. Illingworth R S. 3º Ed. Ed Manual Moderno. México 1987. Pag: 219, 212, 237, 247, 351- 370, 401. 2) Desarrollo del niño y el lactante. Illingworth R. S. 1º Ed. Ed Churchill Livingstone. Madrid. 1992. Pag: 119,165-167, 180, 290. 3) Mamá y yo. Enciclopedia práctica en Pediatría. 1º Ed. Solap. SRL. 1994.


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